Cada noche al acostarme pido en mis oraciones que dios se apiade de mi y
me conceda un poco de suerte para que mi vida cambie. Con esperanza
cierro mis ojos pensando mañana todo ira mejor. Al despertar confió en
que mis oraciones hayan sido escuchadas ya que pienso tampoco pido nada
difícil. Pero el día transcurre sin novedad, las horas pasan sin nada
nuevo que reseñar. Nuevamente llega la hora de acostarse y mi oración se
vuelve pregunta: por que yo? Que he hecho de malo para
que te portes así conmigo? Por que este sufrimiento no termina nunca?
Algún día mi suerte cambiara? La gente dice que no te olvidas de tus
siervos. Señor es que de mi te has olvidado? Ten compasión de este tu
humilde siervo que siempre intenta portarse correctamente y ayudar a sus
semejantes. Se que no soy perfecto y tu tampoco, ya que nos creastes a
tu imagen y semejanza. No me desampares y tiendeme tu mano amiga. Virgen
maría madre de Jesús, acogeme entre tus brazos y dame ese cariño y
consuelo que necesita mi alma. Mitiga con tu amor esta tristeza y
sufrimiento que atormenta mi corazón. Seca mis lágrimas y riega con
ellas tu jardín, que mi sufrir de bellas flores que den color a este
mundo lleno de desesperanza. Te doy las gracias por poner en mi vida el
amor y el cariño de los amigos a los cuales te pido que protejas y
conserves largo tiempo junto a mi. Y hagas que nunca se sientan solos y
sean tan felices como ellos me hacen a mi. También te pido por aquellos
que un día llamaste a tu lado y los alejaste de nosotros. Diles que
siempre estarán vivos en nuestro recuerdo, que nunca los olvidaremos y
que siempre los querremos.
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